La selva paranaense y el guaraní: una unidad vital e indisoluble.

Es imposible concebir al guaraní sin los ríos, sin los árboles, sin los  animales, los pájaros y la tierra. Él y ese denso mar vegetal parecen latir con un mismo corazón y actuar con una misma mente.

Treinta reducciones, sesenta jesuitas, ciento cuarenta mil  guaraníes… y la búsqueda de una utopía.”

Que los jesuitas hicieron felices a los indios, es cierto. (…) 

Conservaban la ilusión de que las Misiones, en tiempos de los jesuitas, habían sido un paraíso.”

– R. B. Cunninghame Graham, A Vanished Arcadia.

La selva paranaense y el guaraní: una unidad vital e indisoluble.

Es imposible concebir al guaraní sin los ríos, sin los árboles, sin los  animales, los pájaros y la tierra. Él y ese denso mar vegetal parecen latir con un mismo corazón y actuar con una misma mente.

Treinta reducciones, sesenta jesuitas, ciento cuarenta mil  guaraníes… y la búsqueda de una utopía.”

Que los jesuitas hicieron felices a los indios, es cierto. (…) 

Conservaban la ilusión de que las Misiones, en tiempos de los jesuitas, habían sido un paraíso.”

– R. B. Cunninghame Graham, A Vanished Arcadia.